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martes, 17 de mayo de 2011

Cosas que te pasan si compras una nave espacial usada - Problemas con el casco secundario

Al principios es todo felicidad, la misma felicidad que uno siente al encontrarse por primera ves con una mujer hermosa, es amor a primera vista y el sentimiento que te invade es abrumador, casi lujurioso.

Vendedor sin escrúpulosTe pones de pie frente a ese sujeto intentando no mostrarte ansioso, pones tu mejor "cara de poker" mientras la recorres con la mirada examinando cada curva, cada pliegue {haciendo una pausa mientras toma un largo sorbo de su taza de café} cada pequeño detalle de su piel. Uno está consiente de que tiene mucho camino recorrido (sin importar lo mucho que nos intente convencer de que está como nueva) y que seguramente la tuya no es la primera mano que recorre sus contornos. Pero la verdad {dejando la taza sobre la mesa} es que nada de eso importa, uno está seguro que aún tiene mucho para dar y que te lo dará a ti.

El trato se cierra con un apretón de manos y desde ese momento es tuya para hacer con ella lo que quieras. Prometes cuidarla pero estás seguro que en algún momento la luna de miel terminará y la tratarás con rudeza {dando un triste suspiro}


Bebop Bebop Jet Black y el Bebop

En fin ... el tiempo pasa y los primeros problemas no demoran en aparecer. Primero no es nada grave: una de las bobinas de núcleo del reactor se sale de escala y te recomiendan cambiarla. Por qué cambiarla? - preguntas con algo de ingenuidad. Y ahí es cuando lo escuchas por primera ves y el panorama comienza a ponerse oscuro.

Amigo que sabe de mecánica- Te conviene cambiar la bobina porque con estas cosas viejas no hay que jugar, porque intentas ahorrarte unos pesos y después ese pequeño problema se convierte en una falla total del reactor justo cuando estás intentando un aterrizar. Vas a tener una sobrecarga, que va a hacer colapsar el sistema criogénico, la temperatura se va a elevar, quizás se comprometa el casco ... y si se compromete el casco.

En este punto siempre hacen una cara muy particular, una cara que como que intenta decir: escucháme lo que te digo porque de cascos de cruceros estelares no hay nadie que sepa más que yo y, además, en realidad no queres saber lo que puede pasar si se compromete el casco. Pero igual, aunque uno no quiera saber, siempre te lo dicen.

Amigo que sabe de mecánica dando cátedra- Mirá, si se comprometes el casco, vas a ventilar atmósfera rapidísimo y te vas a convertir en escombro espacial antes de que te des cuenta.

Todo por una bobina defectuosa, tamaña catástrofe por una bobina defectuosa que sale dos mangos. El drama es que no son los únicos dos mangos que vas a gastar, son los primeros dos mangos que vas a gastar y los primeros de muchos. Antes de que te des cuenta gastaste dos mangos en la bobina del reactor, otros dos mangos en el sistema de navegación, cuatro mangos en los frenos de aire atmosféricos y otro tanto {revisando las facturas}

En fin ... pero lo peor no es eso. Después de todos esos gastos y de dejar "a nuevo" el reactor uno comete el error de pensar que lo peor ya pasó y decide llevar su nave a que le arreglen el casco secundario. No es nada grave, es cosmética más que nada pero hay que hacerlo. Uno busca durante un buen tiempo para encontrar un buen precio y se encuentra con el taller de Doohan. Todo el mundo te dijo que si necesitas arreglar el casco secundario de tu nave ... entonces el es el hombre que andas buscando. Y entonces uno va tranquilo.

Ya de entrada el lugar no pinta bien. Queda alejado, casi en el lado oscuro de una de las lunas y no terminas de entrar en órbita que te topas con escombros de naves abandonadas y uno que otro "recolector" haciendo su trabajo. Pero no importa, el tipo viene bien recomendado así que seguis adelante.

Chapista- Se ve algo deteriorado en realidad pero no creo que de problemas {te comenta mientras analiza detenidamente cada centímetro de la nave}

En una semana tendría listo el trabajo y costará algo así como 350 woolongs. Pero no creas que ... {haciendo una pausa apresurada} Yo uso cascos de viejas naves para trabajar, no como "las latitas" que se usan ahora. Eso te va a durar si lo cuidas para siempre. Más que vos va a durar {sonriendo con aires de suficiencia}

- Ema, meté la nave en el puerto de atraque que vamos a empezar a trabajar hoy mismo.

Asistente del Chapista- Si jefe. Ya estoy en eso. Deme 15 minutos y la dejo donde quiera.

- Usted tranquilo señor que su nave está en buenas manos {sonriendo con picardía}

Y así pasan 2 semanas. Los 350 woolongs ahora son 500 woolongs y el trabajo sencillito parece complicarse cada ves más. Al final pasan 3 semanas y decenas de comunicaciones sub espaciales de por medio para que el trabajo esté finalmente listo. Sin embargo, no sin tener que renegar con el encendido durante una hora al menos, ante la mejor actuación del sorprendido especialista en cascos secundarios que se niega a aceptar que todo este trabajo innecesario es su culpa. Finalmente logramos encender el motor, el rugido de la turbina ensordece y uno se apresura a salir de ahí con la esperanza de poder llegar a casa.

El problema es que al llegar a casa el motor se detiene y ya no vuelve a arrancar y nuestro espíritu calmado es puesto a prueba. Tratando de poner nuestra mejor cara nos disponemos a desempolvar nuestros pobres conocimientos de mecánica y poner nuestras propias manos a la obra. Veremos que es lo que pasa {suspirando}


Esperemos poder encontrarle una solución pronto al problema o estimo que la paciencia comenzará a fallar y tendremos que ir a visitar a Doohan



Los mantendré al tanto.
Saludos.
:D

lunes, 25 de abril de 2011

Cuento Corto - Buenas intenciones

Buenas inteciones

Se miraron un instante como buscando el valor que les faltaba en el otro y se dirigieron lentamente a la puerta tomados de la mano. El mecanismo de cierre se activó ruidosamente y poco a poco el aire del exterior comenzó a colarse por debajo de la puerta. Ambos estaban al tanto que quizás ya estaban condenados pues junto con ese aire otoñal podían estar entrando, imperceptibles, sus diminutos verdugos.


¿Como habíamos llegado hasta este punto?
¿Por qué?


Si alguien llega a leer este mensaje sepa que todo comenzó cuando Ewlet Corporation desarrolló las primeras nanomáquinas totalmente funcionales de la historia. Este hecho por si mismo presuponía el mayor logro de la humanidad desde la manipulación genética o incluso la rueda. Estas microscópicas criaturas podían programarse para hacer prácticamente cualquier cosa: reciclar basura, generar materiales totalmente nuevos, comer metal, reparar tejido humano y mucho más.

Pronto las nanomáquinas llegaron al sector privado. Obviamente que su compra y su venta estaban sujetas a férreas regulaciones, controles y licencias. Se crearon leyes y se labraron contratos pero, al final del día, el que controlaba que hacían las nanomáquinas que había adquirido era quien las programaba y nadie más. Antes que el mundo pudiera digerir la noticia comenzaron a aparecer avisos en donde se solicitaban programadores con conocimientos en nanomáquinas y su entorno.

La Caja de Pandora había sido abierta y ya no había vuelta atrás. En un intento vano por controlar el estado de alerta de la población sobre el asunto nanites, el CEO de Ewlet Corporation hizo de público conocimiento la existencia de un código de anulación oculto en la programación que inutilizaba los nanites volviéndolas totalmente inofensivas.

Recuerdo que estaba ahí cuando hizo el anuncio. ¿Volverlas totalmente inofensivas? ¿Eso implicaba que podían utilizarse para dañar a otros y esa era el porqué del código de anulación? Pensé para mis adentros. Obviamente que no fui el único en hacerse esa pregunta. Los pedidos de explicaciones y las auditorias comenzaron a asediar a Ewlet Corporation. Fue en medio de esa tormenta que los primeros infectados comenzaron a aparecer.

Los síntomas eran diversos pero el desenlace era siempre fatal. Los especialistas estaban perplejos, no era un virus, tampoco una infección bacteriana, los cuerpos simplemente colapsaban. Hubo que esperar hasta que un simple médico particular diera la primera señal de alarma: la gente estaba muriendo a causa de una total ausencia de vida microbiana en sus cuerpos. O al menos eso era lo que todos los decesos tenían en común.

¿Qué o quienes estaban detrás de esta misteriosa condición? Pues obviamente la vida microbiana estaba siendo eliminada utilizando nanites, como los estudios correspondientes confirmaron, pero lo que aún era un misterio era ... ¿conque fin?

En pocos días la "infección" se abrió paso y las primeras áreas de cuarentena aparecieron, pero estas resultaron poco efectivas. Ciudades enteras pronto quedaron aisladas del resto del mundo pero al final todo fue en vano.

Mientras tanto, en algún lugar cerca de Turín, Alfonso Jacometti, hijo de Don Pietro y Carmela Jacometti se quitaba la vida con un disparo en la cabeza en el sótano de su casa. Arriba, en la sala, sus padres yacían sin vida victimas de su propio hijo.

¿Quien era Alfonso? Pues no era otro que el responsable de la crisis que ponía en vilo a todo hombre, mujer y niño del planeta. Él, siendo solamente un programador común y corriente de nanites que trabajaba como muchos otros de manera freelance, las había reprogramado con consecuencias nefastas para el resto del mundo. Pero ... ¿por qué?

Antes de quitarse la vida, y a modo de disculpa y última voluntad, Alfonso envió a los medios un video donde hizo público su mensaje y que contestó muchas preguntas. En el video se podía ver a Alfonso, obviamente infectado, pidiendo disculpas a todos los afectados por sus actos y brindando algunos consejos para protegerse de la infección. En el video explicaba que sus intenciones eran nobles, que solamente quería ayudar a la humanidad curando todas las enfermedades. El explicaba, con forzada elocuencia, que las compañías farmacéuticas solamente perseguían el hacerse ricas y que la salud de las personas hacía mucho que había dejado de ser una prioridad. Esa era la razón por la cual, en lugar de curar enfermedades, preferían sacar a la venta un fármaco que volviera la afección crónica para así garantizar un flujo inagotable de dinero entrando en sus arcas.

Fue en un viaje a la farmacia que había tenido la epifanía: tenía el conocimiento y el equipo para crear un ejercito de soldados invisibles que recorrieran la tierra eliminando cada foco infeccioso y peste que pudieran encontrar y lo haría. Por desgracia, sus buenas intenciones superaban ampliamente sus conocimientos en programación de nanomáquinas y microbiología. Así fue que quien pretendía curar todas las enfermedades terminó por crear la peor de todas: una máquina incansable que privaba al cuerpo de los componentes indispensables para la vida, los microorganismos.

- Sebastián - le dijo ella -. Ya no tenemos nada de comer. ¿Que vamos a hacer?
- Supongo que tendremos que salir a comer afuera. ¿No?

Las buenas intenciones son admirables pero lamentablemente no son suficientes.

Fuente: Relato de mi autoría.



Saludos.
:D