No es conveniente levantarse antes del alba a trabajar en el jardín.
Estaban por todos lados. Lo habían conquistado en una sola noche y ahora montaban guardia en las numerosas atalayas y organizaba provisiones en las torres. La fortaleza que se alzaba entre las flores ahora era suya y pobre de aquel que quisiera quitársela. Pensar que ayer era una estéril pieza de corcho blanco y hoy la vida corría por sus entrañas, una vida otorgada por sus nuevos habitantes y la mano habilidosa del artífice.
Y ahí estada él con una pequeña pala de jardín en las manos, boquiabierto. Todos se detuvieron en sus puestos e intercambiaron miradas. Magia?
Nadie debería meterse con las gentes del patio.
Fuente: Relato de mi autoría.
Saludos.
:D
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